EL MISTERIO DE LA GRAN ESFINGE


Durante miles de años han circulado decenas de leyendas en torno a la Gran Esfinge de Gizeh. Hoy volvemos a adentrarnos en sus más hondos misterios y nos preguntamos por su antigüedad, ¿es contemporánea de las pirámides o es símbolo de una civilización anterior a la egipcia?





Hace miles de años se desarrolló una antigua y sabia civilización en el país de Khemet (nombre de Egipto en la antigüedad), cuyas obras en piedra son su legado monumental, y su exposición más grande y majestuosa fueron las Pirámides y la esfinge de Gizeh. Continuamos hablando de la esfinge como ya os comentamos en nuestro primer post sobre este tema Los túneles bajo la Esfinge.¿Que misterio ocultan?

¿Cúal es la antigüedad de la esfinge?.


Al igual que las pirámides, que se encuentran en el mismo emplazamiento que la esfinge de Gizeh, ésta tampoco tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor.

De setenta y tres metros de largo por veinte de alto, la esfinge es en realidad una roca natural a la que un día se le dio forma de león. Ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Clavada frente a la segunda pirámide del conjunto, la esfinge de Gizeh se encuentra orientada con una precisión asombrosa hacia el Este.

Los antiguos egipcios, la conocieron en cambio como Hor-em-Akhet, (Guardián del Horizonte). La Esfinge y las pirámides no sólo han resultado un enigma de tremendas implicaciones por sus anomalías físicas — bloques de hasta doscientas toneladas (casi el peso de trescientos coches) pueden hallarse en la meseta de Gizeh—, sino por cuestiones más formales, como la ausencia de inscripciones de la época de su construcción que ayudasen a entender quienes las levantaron y por qué.


El deshielo de la última glaciación


La mayoría de los egiptólogos creen que la esfinge de Gizeh fue construida en 2.500 antes de Cristo, en el tiempo del faraón Kefrén (también Kafre o Kefrem), quien es identificado con la segunda pirámide de Giza, debido a la proximidad de la pirámide de Kefrén a la esfinge (de hecho, está realmente a una distancia de 1700 pies, unos 520 metros), aunque esto no habría probado que los dos monumentos hubieran sido construidos ni como un complejo, ni tan siquiera en la misma época.


Óleo con Napoleón al contemplar la esfinge de Gizeh

Dado que no hay inscripciones, ni paredes talladas ni estela alguna, ni escrito sobre algún papiro que identifique a Kefrén (o a cualquier otra persona) con la construcción de la esfinge y sus templos cercanos, en 1991 el egiptólogo y escritor John Anthony West convenció a un eminente geólogo, Robert Schoch de la Universidad de Boston, para que realizara una serie de pruebas en la esfinge. El objetivo era comprobar no sólo que el desgaste de la roca estaba provocado por el agua, como parecía por sus observaciones, sino también cuál era la antigüedad de la misma.
Creyeron que datando la esfinge y los edificios colindantes, conseguirían sacar a la luz la verdadera edad del complejo de Gizeh. Comprobaron que la estatua estaba esculpida en una cresta de roca y que, por tanto, el foso que la rodea debió de ser excavado antes, a fin de permitir el trabajo de los artesanos. En su estudio midieron los surcos de la erosión del foso, que en su parte posterior tenían hasta un metro de profundidad, siendo mucho menor en la parte delantera.


Esto les llevó a afirmar que la esfinge fue construida en dos fases, una de ellas muy antigua y la otra más moderna, emprendida por algún faraón. Así se demostraría la diferencia de estilos de construcción de la esfinge y los edificios colindantes, incluyendo las pirámides, en comparación con el resto de edificios de todo el Egipto faraónico. El caso es que sus estudios demostraron científicamente que la erosión del foso estaba producida, efectivamente, por el agua, y que su construcción había que remontarla 6.500 años más atrás.

Pero, ¿cómo puede ser esto? ¿Estaba Schoch diciendo que tales lluvias torrenciales sólo cayeron en el área de la esfinge, pero en ninguna otra parte en Gizeh? Eso era imposible, respondieron los egiptólogos. Según Schoch, no era imposible si se admitiera que la esfinge fue construida en una época cuando tales lluvias eran frecuentes en esta región, pero que los otros monumentos de Gizeh, sin embargo, fueron construidos mucho después de que estas lluvias dejaron de ocurrir. Para explicar una erosión de tal calibre producida por el agua, sería necesario remontarse hasta épocas en que el agua inundó la meseta de Gizeh, que fue exactamente hace 17.000 años, al producirse el deshielo de la última glaciación, o al menos hasta hace 12.000 años, cuando se produjeron los desbordamientos más importantes del Nilo.


Sendas fechas reflejan, pues, un tiempo lejano donde, en principio el hombre era nómada y aún faltaba mucho para los nacimientos de los primeros poblados conocidos: oficialmente se cree que el proceso por el cual los seres humanos comenzaron a dejar de ser nómadas para convertirse en sedentarios comenzó con el Neolítico, hace aproximadamente diez mil años en Oriente Medio. Posteriormente se fue dando en todos los continentes, en unos casos por difusión y en otros de manera espontánea, como en China, Nueva Guinea, África o América (en esta última durante su periodo formativo). El sedentarismo se consolidó definitivamente con la fundación de las primeras ciudades (Jericó tiene ya entidad como población hacia el 9.500 a. C.). 

La razón por la que se cree que la esfinge ha podido sobrevivir tantos miles de años, teniendo en cuenta su nueva datación, es debido a que, a lo largo de la historia, ha permanecido casi tanto tiempo enterrada bajo la arena del Sáhara como al descubierto.




Antigüedad por correspondencia sobre las constelaciones


Que el estilo y las técnicas de construcción de la meseta de Gizeh sean diferentes a las utilizadas en el resto de los edificios que podemos observar nos sumerge en la hipótesis de que la fabulosa estatua pertenece a una civilización más antigua ya desaparecida. Esta teoría fue sustentada por los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock, licenciado en sociología por la Universidad de Durham y escritor que afirman que sobre el 10.500 a. C., la esfinge miraba directamente hacia la constelación de Leo.



Esfinge apunta a constelación de Leo
Esfinge apuntando a la constelación de Leo (10.000 a.C)

Estos investigadores fueron los que divulgaron la teoría sobre la constelación de Orión que nos introduce en la posibilidad de que haya que remontar la antigüedad de la esfinge, como hemos dicho, hasta el 10.500 a.C. Ambos descubrieron mediante el programa Skyglobe, que mueve las estrellas a las posiciones que ocupaban en el día y año que se introduzca en su base de datos, que durante el equinoccio vernal de 10.500 a. C., estando el Sol a unos 12 grados por debajo del horizonte, la Gran Esfinge miraba directamente a su contrapartida celeste, la constelación de Leo


Correlaccion pirámides con Orión
Correlaccion pirámides con Orión

Además, con el mismo procedimiento, observaron que las tres pirámides de Gizeh presentan la misma orientación que la constelación de Orión, en el 10.500 a. C. estando las pirámides dispuestas como un reflejo en la Tierra de esta constelación. Según lo cual, los antiguos constructores de pirámides levantaron el monumento de Micerinos desviado del eje imaginario sobre el que se asientan Keops y Kefren porque así imitaban la disposición de las tres estrellas del llamado "Cinturón de Orión".

Pero probablemente de las pirámides nos ocuparemos más adelante.

La precesión de los equinoccios


Como sabemos, dividimos el año en doce signos zodiacales, que corresponden a otras tantas constelaciones:
- Los tres primeros signos corresponden al equinoccio de primavera: Aries, Tauro y Géminis;
- Los tres siguientes al solsticio de verano: Cáncer, Leo y Virgo; 
- Los siguientes tres a los del equinoccio de otoño: Libra, Escorpio y Sagitario; 
- Los tres últimos al solsticio de invierno: Capricornio, Acuario y Piscis. 


Equinoccios y solsticios

La posición relativa de las constelaciones varía muy lentamente con respecto a un punto fijo de observación de la Tierra, debido a cierto movimiento de balanceo de nuestro planeta en su órbita solar. A causa de ese balanceo, nuestra posición con relación a las constelaciones cambia cada 72 años el equivalente de un grado de arco. Se necesitan casi 26.000 años para dar la vuelta a las constelaciones y regresar al punto de partida.

Este curioso fenómeno, llamado precesión de los equinoccios, era ya conocido en la antigüedad, donde le concedían gran importancia. A cada periodo de 2.160 años le daban el nombre de Era, y así ha seguido hasta nuestros días. La Era cristiana ha transcurrido bajo el signo de Piscis y nos dirigimos hacia la de Acuario. Antes de Piscis, tuvimos la Era de Aries, caracterizada por el cordero pascual del pueblo judío. Antes dominó la Era de Tauro, identificada con el buey Apis de los egipcios.


Esta sucesión de Eras podría determinar la fecha en que fue construida la esfinge. Lo que se inició con Virgo, o sea una cabeza de virgen, se concluiría con Leo. En base a este planteamiento se considera que la construcción de la esfinge tuvo lugar entre las Eras de Virgo y Leo, estando ahora en la de Acuario. Si multiplicamos por 2.160 el número de Eras desde la actual hasta la de Virgo, obtenemos una fecha aproximada: el año 10.000 a.C. Fue en aquellos tiempos en que algún pueblo de la antigüedad comenzó a levantar el enigmático monumento. 

precesion de los equinoccios
Precesion de los equinoccios


Pero, ¿puede ser tan antiguo este monumento? Las constelaciones del zodíaco, formadas por los doce signos del zodíaco, dan lugar a los equinoccios de primavera y otoño y a los solsticios de verano e invierno. Cuando en el 590 a. C. el legislador Solón, uno de los siete sabios de Grecia, visitó la ciudad egipcia de Saís, los sacerdotes le hablaron sobre un continente que se hundió en el océano unos nueve mil años antes. Al sumar estos 9.000 a los 590 de la visita del sabio griego resulta la fecha de 9.590 a.C., que se asemeja a la determinada por el cálculo de las eras zodiacales.

Esto podría llevarnos a pensar si realmente fuera verdad que existió un continente que se hundió en el océano (¿la famosa Atlántida?) y si algunos pobladores de la misma lograron sobrevivir al repentino hundimiento y llegaron a Egipto, allí hubiera sido donde levantaron esta monumental estatua con cuerpo de león y cabeza de mujer, para recordar que fue entre Leo y Virgo que desapareció para siempre su tierra.


Tecnología de la Gran Esfinge.


La Tecnología del Antiguo Egipto muestra más signos de retroceso que de progreso. Sabemos que las pirámides de los últimos faraones del Imperio Antiguo son notablemente inferiores, en términos de calidad y perfección técnica de la obra, en comparación a las grandes realizaciones de los antepasados, pareciendo que se hubiera dado un retroceso en los conocimientos tecnológicos. Este conjunto de pruebas demuestra una involución con el paso de las dinastías.


Un marcador exacto de los equinoccios


En uno de sus últimos libros, Robert Bauval afirmaba que la Gran Esfinge había sido construida, entre otras cosas, como una especie de gran marcador de los equinoccios. 

Durante dos días al año (alrededor del 21 de marzo y el 21 de septiembre, al principio de la primavera y el otoño, respectivamente), el día y la noche tienen exactamente la misma duración y el Sol durante esos dos momentos surge exactamente por el este, proporcionando un dato geo-astronómico de inestimable valor para la fijación del resto de los puntos cardinales. La esfinge fue construida con cuerpo de León porque marcaba la Era de Leo (10.000 años a.C), cuando en el amanecer del equinoccio de primavera salía por el Este la constelación de Leo.


La Gran Esfinge alineada con el equinoccio de primavera

Los egipcios dieron su justa importancia a este fenómeno, orientando la esfinge hacia el lugar equinoccial del horizonte de Giza. Hor-em-Akhet era, pues, el guardián del horizonte, que se alineaba con misteriosa precisión con el Sol cuando llegaba el equinoccio de primavera, y al hacerlo en la citada fecha, miraba con sus ojos directamente hacia nuestro astro rey, el Sol. Pero ¿Cuál fue su propósito? ¿Porqué quisieron marcar esta fecha singular y la llamaron Zep Tepi (Tiempo Primordial)?

No nos queda más remedio que admitir, como afirma Giorgio de Santillana, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el hecho de que los antiguos egipcios conocían un fenómeno llamado la «precesión de los equinoccios». Un ciclo de 2.160 años de duración que se manifiesta cada año con el anticipo de la llegada de la primavera. Algo que se creía un descubrimiento moderno realizado por Hiparco de Nicea en el 147 a.C, y que resulta que aquellos sabios del Nilo ya conocían. Bajo estas perspectivas no tenemos mas que sentir admiración por los constructores de estos monumentos.

Con la edición en inglés de los Textos de las pirámides elaborada por R.O. Faulkner sobre su mesa de trabajo, Bauval transcribió algunos pasajes inequívocos que confirmaban parcialmente su teoría:


Oh rey, eres esta Gran Estrella, la Compañera de Orión, que atraviesa el cielo

con Orión, que Navega el Otro Mundo (Duat) con Osiris; asciendes por el este

del cielo, te renuevas en tu debida estación y rejuveneces a tu debido tiempo.

El cielo te ha parido con Orión… (TP 882-883).


Y estas mismas inscripciones añadían más adelante:


El rey es una estrella… (TP 1583).

El rey, una estrella brillante y que viaja lejos [...] el rey aparece como una

estrella… (TP 262).


La Gran Pirámide junto con la Esfinge de Gizeh, se encuentran en una ubicación y a una distancia geométrica exacta, que no ha sido escogida al azar.


Gran Pirámide alineada con la Esfinge de Gizeh


Juntos configuran un Reloj Cósmico, donde la mirada de la esfinge va marcando el equinoccio de primavera y de otoño, junto con la sombra central de la cara Este y Oeste de la Gran Pirámide (cuando todavía tenía el recubrimiento de planchas de granito blanco).

La cara del Faraón y su tocado


Como ya hemos comentado West descubrió que la erosión que presenta la Esfinge se debe a haber estado expuesta a intensas lluvias. A un geólogo el desgaste que muestran estos monumentos le cuenta el tiempo de exposición al viento y la arena, pero la Esfinge y los lados del foso desde los que fue excavada son diferentes. Las rocas parecen desgastadas por muchos siglos de lluvias intensas, habiéndolas dejado con un perfil redondo y ondulado. 


esfinge de gizeh
Esfinge de Gizeh (erosión por lluvia)

Pero si esto es así, ¿como explicar la cara del faraón y su tocado? Para West esto tiene una respuesta. Si la observamos con detenimiento, nos daremos cuenta que la cabeza está en bastante mejor estado que el resto del cuerpo. Aún estando hecha de piedra caliza más dura las diferencias son enormes. Y algo sumamente inquietante, la cabeza es muchísimo más pequeña. Vista desde el aire, el cuerpo es largo y aplanado y la cabeza es como una cabeza de alfiler encima. Esto puede ser una prueba de que se hizo de nuevo, que no es la original, que en algún momento de la Historia se esculpió otra cabeza para la esfinge. Puede que la original, como se muestra la siguiente imagen, fuera la de un león. 


Esfinge cuerpo de leon
Esfinge cuerpo de leon

Para constatar esta teoría puede servirnos el hecho de que se ha observado que la esfinge parece estar hecha para observar el cambio de las eras astrológicas. En efecto, la precesión nos ofrece otro indicio. La lenta fluctuación de la Tierra hace que parezca que las constelaciones viajen a través de la épocas y los egipcios mostraron una especial atención a este efecto. Según la explicación ortodoxa la esfinge se construyó en el 2.500 a.C. Por aquel entonces el Sol salía por la constelación de Tauro, hubiera sido, por tanto, algo raro para un faraón construir un marcador equinoccial con forma de león en esa época.

West dice: "El cambio de los patrones climatológicos trajo consigo lluvias torrenciales a esta zona, marcando el fin de la edad de hielo. Las lluvias desgastaron al león que quedó como lo podemos contemplar hoy. Cuando cesaron las lluvias las fértiles sabanas se convirtieron en desiertos, la arena llevada por el viento enterró la estatua hasta el cuello. Esto hizo que durante miles de años el cuerpo se protegiera del desgaste, no así la cabeza que quedó al descubierto. Siguió erosionándose y reduciéndose de tamaño. Posiblemente se volvió a tallar. Los reyes de la IV dinastía la reconstruyeron. Por tanto, el faraón Kefrén, al que se le atribuye su construcción, dotando a la esfinge con su imagen, no lo hizo, sino que sólo la restauró".


A este respecto, hay un dato que sólo sirve para ahondar aún más, si cabe, en el misterio, el experto en identificación facial Fran Domingo, cuyo manual es usado en todo el mundo, incluida la policía, afirma que un análisis detallado de los datos faciales de la Esfinge comparados con otras estatuas del faraón Kefrén delatan que no se trataría del faraón como se ha pensado hasta ahora.


Esfinge vs Kefrem
Esfinge vs Kefrem


Como se puede ver en el dibujo, las dimensiones originales de la roca sobre la que se esculpe el rostro del faraón no concuerdan con las de una imagen facial. Más bien parece que se tratase de otra persona o que la forma original no fuese la de Kefrén y que posterioremente se haya modificado para parecerse a éste.

El Zodíaco del Templo de Hator (Déndera)


El templo de Déndera es muy conocido por su famoso Zodíaco, que fue encontrado por casualidad durante la campaña Egipcia de Napoleón. Cuando el ejército del sur, al mando del general Desaix, iba en persecución del ejército Mameluco, tanto hombres como animales estaban agotados y el general ordenó un alto para descansar en las arenas del desierto y descargar los camellos. Bajo el peso de una caja de municiones se abrió un hueco en el suelo y ésta se hundió en él. Los soldados se asomaron por el agujero y descubrieron que la caja había caído dentro de una sala casi llena de arena, a la que no tardaron en bajar.

Zodicaco de Dendera

El ejército iba acompañado por una veintena de sabios que entraron tras los soldados y se encontraron con que el techo de aquella cámara era un maravilloso mapa celeste. Acababan de descubrir en el fastuoso templo de Déndera, medio enterrado entre las arenas, su asombroso Zodiaco.

En el Zodiaco de Déndera son reconocibles las constelaciones circumpolares, las constelaciones del Zodiaco Sideral, los 7 planetas, y otras constelaciones como Orión y Sirio. En un artículo publicado por el investigador Dr. Hossam Aboulfotouh, nos revela información relevante sobre como y dónde situar el equinoccio de primavera y otoño en el Zodiaco de Déndera, con lo cual situamos la aguja del Zodiaco Tropical en el Zodiaco Sideral. 


Zodiaco de Déndera Tropical - Sideral

En Egipto, el zodiaco era “sagrado”. Siempre que una nueva era comenzaba, se reconstruían los templos, jardines, estatuas, esfinges, etc., para que encuadraran con la misma. Los arquitectos paisajistas (hijos e hijas de Ptah, arquitecto del cielo y de la tierra) tuvieron que rediseñar todo, para que se correspondiera con los cambios radicales de la “era de la precesión”.

Ellos eran profundamente religiosos y sentían una extrema consideración por el zodiaco. Alrededor del año 2.100 a.C, el equinoccio de primavera se desplazó hacia el signo de Aries. Fuentes históricas revelan que el nombre de “Mentoe”, o Tauro, desapareció y fue reemplazado por el Carnero de Amón . Los faraones agregaron el nombre de Amón a sus nombres, a saber, AmenhotepAmenophisTutankhamón.

En una de las salas del templo de Akh-Menor en Karnak, la cual es parte del templo de Amón, está escrito: 
“Palacio de retiro para el Alma majestuosa, Alta sala de Aries que viaja por el cielo”.
La razón por la cual los egipcios consideraban al zodiaco tan importante, puede hallarse en la historia de Aha-Men-Ptah o Atlántida

Atlántida

De diversos tabloides y textos sagrados, Albert Slosman pudo reconstruir la Era de este país atlante. Empezó unos 26.000 años antes de la llegada a Egipto. El primer rey es Ptah-Nou-Fi, quien escribió las primeras “Combinaciones Matemáticas Celes­tiales” en rollos de cuero. 

En 864 años, el Sol había pasado por doce grados del zodiaco en el “cordón” que va de un lado al otro de la Tierra. Al signo estelar que luego desapareció lo nombró Khi-Ath, o “Juez de los Corazones”. Él justificó este nombre porque para decidir la diferencia entre el bien y el mal, se pesaban los corazones de las personas en ese periodo. No mucho tiempo después, le dio a este signo estelar el nombre de “La Balanza” (Libra).


Y hablando del templo de Déndera... 

(Traducción de): http://www.thestoneage.org/

Existen muchas pruebas de que en el Antiguo Egipto se utilizaron bombillas para la iluminación. El antiguo Egipto es una de las civilizaciones más impresionantes establecidas por la humanidad. Los antiguos egipcios tenían una vasta experiencia y conocimiento. Uno de esos conocimientos fue el uso de la electricidad para la iluminación. El descubrimiento de los grabados en las paredes y varios frisos descubiertos en el Templo de Hathor de Déndera en Egipto, ha puesto de manifiesto una pieza especialmente fascinante de información acerca de los antiguos egipcios. Una gran parte de los frisos jeroglíficos, se encuentran en el complejo de templos de Déndera

¿Bombillas talladas en el templo de Déndera?

¿Tuvieron los antiguos egipcios iluminación mediante el uso de bombillas y de la técnica del arco de luz?. Una inspección detallada de estas imágenes en el Templo de Hathor muestra que se utilizó el aislamiento de alto voltaje , al igual que hoy en día, esto es apoyado por una columna rectangular que se asemeja a una bombilla de luz (se cree que se han utilizado como aislante y conocido como el Djed columna). Este asombroso parecido a las bombillas que utilizamos hoy en día es más que notable.

¿Bombillas talladas en el templo de Déndera?


Dicho sistema de iluminación fue probado por los científicos ante las cámaras y se logró con la obtención de luz de bombilla. Se trabajó a través de la técnica que se muestra en las pinturas murales del antiguo Egipto, dando así iluminación. En link a continuación se muestra el vídeo sobre cómo se obtiene la luz a través de los métodos empleados por los antiguos egipcios.


Sin embargo, la ciencia oficial desmiente esta versión acerca de la iluminación en Egipto. Lo que oficialmente se reconoce es que el grabado del templo de Déndera es una representación del dios egipcio Harsomtus. Habitualmente se le representa con forma de niño, y también como momia con cabeza humana, hombre con cabeza de serpiente u halcón coronado con plumas y disco solar; y, bajo su manifestación animal, se le muestra como una serpiente emergiendo de un loto. La relación de Harsomtus con el loto nace de la observación de la naturaleza: la flor se abre al amanecer orientada hacia el Este y vuelve a cerrarse al anochecer. Este acontecimiento diario fue el símbolo que los teólogos egipcios emplearon para identificar el curso diario del sol y lo relacionaron con el Horus solar, que compartió el mismo mito.

Por tanto estas representaciones no son más que la serpiente emergiendo del loto como parte de la observación de la naturaleza y su integración en la mitología egipcia. A veces, parecen más fantásticas e increíbles las versiones oficiales, pero ahí están.


¿Antigua civilización Atlante?



En 1976, Albert Slosman, profesor de matemáticas, doctor en análisis informático y participante en los programas de la NASA para el lanzamiento de los Pioneer sobre Júpiter y Saturno en 1973, 1974 y 1975, publicó en París un libro titulado “El gran cataclismo”. En este libro se relata con todo lujo de detalles un acontecimiento que se cree ocurrido hace 12.500 años: el hundimiento de la Atlántida descrito por Platón en "Timeo y Critias".


Atlántida


La resonancia del libro de Slosman fue escasa ya que pasó por ser un libro más sobre el tema Atlante (más de 12.000 títulos a lo largo de la Historia) con unas hipótesis curiosas ignoradas por los científicos oficiales. Dos años más tarde salió a la luz “Los supervivientes de la Atlántida, donde se describe la gran migración de los Atlantes desde el continente hundido hasta Egipto con arreglo a una nueva lectura de los textos jeroglíficos, que culminó con la publicación en 1979 de “El libro del más allá de la vida”, más conocido como el “Libro de los muertos”.


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