2 HECHOS REALES CONFIRMAN QUE LOS NIÑOS VEN ENTIDADES

 Hay casos comprobados de percepción extrasensorial en niños y la detección de entidades parasitarias, espíritus atrapados en lugares donde gente ha fallecido y registros de lugares  altamente cargados de energía negativa se pueden ver en estos acontecimientos que les voy a relatar , muy conocidos por todos  ,ya que han dado la vuelta al mundo, han sido investigados por especialistas en casos paranormales , demonólogos, científicos ,médiums y videntes serios de todo el planeta


 la terrible historia de la familia Wyrick
 comenzó poco después de que la familia se mudara a su nueva casa en Georgia en 1988. Mientras Heidi, la hija pequeña de tres años, jugaba en el jardín, había alguien más que la cuidaba y que sólo ella podría ver. Se hacía llamar Señor Gordy. Al principio, Lisa, la madre de Heidi, asumió que el Señor Gordy era sólo un amigo imaginario que su hija había creado.
Pero, poco después, Heidi vio otra aparición: un hombre con vendas en sus manos y una camiseta ensangrentada. También comenzó a ver la figura entre las sombras de un hombre encapuchado que vagaba alrededor de la casa.

Señor Gordy





Lisa comenzó a investigar y descubrió la identidad de las dos primeras apariciones: varios años antes, un hombre llamado James Gordy se encargaba de cuidar la propiedad a la que la familia Wyrick se acababa de mudar. El otro hombre, Lon, fue un vecino que perdió una mano en un accidente. Los dos hombres habían muerto diez años antes de que Heidi naciera. A partir de entonces, Lisa Wyrick no tuvo ninguna duda de que algo paranormal estaba ocurriendo alrededor de su casa. Y las manifestaciones cada vez eran más intensas.





Lisa y el resto de su familia comenzaron a vivir experiencias extrañas en su casa: una silla que se mueve sola, voces fantasmales en el dormitorio… Más tarde, comenzaron a aparecer extraños arañazos en las mejillas de Heidi mientras dormía. Arañazos que parecían ser marcas hechas con clavos. Su padre, Alex, comenzó también a sufrir las mismas marcas. En ese momento, la familia decidió contactar con el Dr. William Roll, un especialista en fenómenos paranormales.
La teoría inicial del Dr. Roll era que había iones positivos en la casa y que los campos magnéticos causados por la actividad sísmica de la zona habían afectado al cerebro de Heidi y del resto de la familia provocándoles alucinaciones.
Dijo que no había “ni fantasmas ni demonios” involucrados. Pero, cuando Heidi fue capaz de reconocer a James Gordy entre un grupo de fotos que el Dr. Roll le enseñó, su teoría comenzó a cambiar. William Roll dijo que Heidi tenía fuertes habilidades psíquicas y que era capaz de reconocer “recuerdos residuales”, energía que queda en ciertos lugares tras el paso de personas y sucesos significativos. Aun así, el doctor seguía sin creer que hubiera algún ente involucrado. No tenía explicaciones para los incidentes o los arañazos, y Alex, el padre de Heidi, no estaba completamente satisfecho con las conclusiones del Dr. Roll. Pero la familia se quedó en la casa.
Mientras Heidi crecía, continuaba viendo apariciones, incluyendo la oscura figura entre sombras. Debido a la atención mediática que la familia recibió, las inusuales habilidades de Heidi se hicieron populares y fue ridiculizada por sus compañeros de clase, que hicieron su vida todavía más complicada. Una nueva hija, Jordan, llegó a la familia Wyrick. A medida que Jordan iba creciendo, también comenzó a ver presencias en la casa. De nuevo, su madre Lisa y otros miembros de la familia empezaron a tener perturbadoras experiencias en la casa. Lisa comenzó a creer, al igual que creía el pastor de la iglesia cercana, que las presencias en su casa eran demoníacas.
La familia consultó al Dr.Roll una segunda vez. El doctor confirmó un patrón de fuerte habilidad psíquica en el árbol genealógico de Lisa, que explicaba por qué todas las mujeres de la familia Wyrick, incluyendo familiares más lejanos de Lisa, habían experimentado la mayor actividad paranormal en la casa. Pero todavía creía que no había entes involucrados. Roll envió a la médium Amy Allan a la propiedad, y la familia contrató un vidente por su cuenta. Los dos videntes tuvieron opiniones muy diferentes sobre lo que les estaba pasando a los Wyrick.
Amy Allan detectó un alto nivel de actividad dentro y fuera de la casa, notando presencias benignas y otras oscuras y desagradables que estaban “enfadadas, tal y como lo habían estado en vida”. Pero no eran demoníacas. El otro psíquico, que compartía las creencias religiosas de Lisa Wyrick, estaba convencido de que la actividad era demoníaca.
Al final, el pastor de la familia Wyrick, Stephen Shelly, realizó una unción en la familia en presencia de la congregación, para librar a la familia Wyrick de las presencias demoníacas que “habían estado destruyendo sus vidas”. Lisa y Alex se sintieron reforzados por el apoyo que habían recibido, y sacaron fuerzas para lidiar con los problemas en su casa. A partir de entonces, hubo menos manifestaciones en la casa. Pero no pararon del todo.
A día de hoy, Heidi asegura que sigue teniendo visiones paranormales que seguramente nunca revelará a su familia.
El siguiente suceso , el cual fue investigado por los investigadores y psíquicos, ed y lorraine Warren , famosos por haber investigado diferentes casos que han dado la vuelta al mundo como por ejemplo el de la casa de amityville , ocurrió en La casa colonial del renacimiento en Meriden Avenue, que es un  casa blanca de varios pisos que se construyó en 1916 y se encuentra en un barrio que es reconocido por el Registro Nacional, como un barrio histórico en el Condado de Hartford.
La casa de los Snedeker
Durante años, el edificio sirvió como una funeraria, pero se convirtió en una casa dúplex de alquiler (o apartamentos) a mediados de la década de 1980.
Desde hace varias décadas a partir de 1936, la casa fue el hogar de la funeraria Hallahan. Parece que la funeraria Hallahan  se trasladó a otro pueblo , el de Plantsville, Connecticut, a mediados de la década de 1980.
Los hechos tuvieron lugar en el 208 de Meriden Avenue, Southington, en el estado norteamericano de Connecticut en el año 1986.
 La familia Snedeker formada por el matrimonio de Carmen y Allen con sus tres hijos y una sobrina alquiló una casa en ese pueblo con el fin de vivir más cerca del hospital John Dempsey, en la universidad de Connecticut, en el que Philip, el hijo  mayor, estaba recibiendo tratamiento por un cáncer del sistema inmunológico llamado linfoma de Hodgkin.
Carmen hija de un sargento del ejército y divorciada con dos hijos de su primer matrimonio Philip y Bradley, conoce a Allen Snedeker también divorciado en 1979 en Connecticut, mientras ella trabajaba de camarera en un restaurante. Al poco tiempo de conocerse deciden casarse y tienen una niña llamada Jennifer.
Carmen Snedeker
Su vida transcurre tranquila en New York, Allen trabajaba en una cantera de piedra y Carmen cuidaba niños, pues la economía no era muy holgada. Será en 1986 cuando el hijo mayor del matrimonio, Philip, empieza a tener unas molestas toses que no alarman excesivamente a Carmen hasta que el niño de 14 años de edad, le dice que tiene un bulto en el lado izquierdo de la mandíbula.
Carmen lleva al niño a la consulta del médico de la familia y tras hacerle unas pruebas iniciales y una biopsia, le diagnostican un cáncer linfático. El niño es ingresado durante tres semanas en el hospital Dempsey de Connecticut y comienzan a darle sesiones de quimioterapia y cobalto. Los ciento y pico kilómetros de vuelta desde Connecticut a New York, se hacían insoportablemente dolorosos  para Philip, teniendo que parar continuamente debido a las náuseas de su hijo.
Para ahorrarle tan doloroso viaje a su hijo, Carmen decide buscar una casa en Connecticut a pesar de contar con un escaso presupuesto para ello. Un día mientras su hijo recibía la quimioterapia en el hospital, ella encuentra una preciosa casa blanca de estilo colonial y grandes ventanales con el cartel de “se alquila”. Pensaba que sería demasiado cara para su escaso presupuesto pero a pesar de ello, decide entrar y preguntar por el precio del alquiler. Dentro de la casa se encontraban en ese momento unos obreros que estaban terminando de remodelar la casa, serán estos albañiles los que le proporcionen el teléfono del propietario, el Sr. Darrell Kern.
Esa misma noche Carmen llama a Darrell Kern desde el motel en el que se aloja junto a su hijo Philip. El precio es lo suficientemente asequible para poder pagarlo así que decide cerrar el trato con el Sr. Kern y mudarse a la casa lo antes posible.
La noche antes de mudarse a la casa, Carmen tiene un extraño sueño en relación a ésta. Sueña con ataudes alineados y cuerpos desnudos de pieles mortecinas, asimismo sueña con herramientas antiguas, en concreto ganchos y cadenas, así como con un hombre que tiene una bata blanca manchada de sangre que se movía entre los ataúdes y cortaba los cuerpos con extrañas herramientas.
Allen Snedeker
Por fin, el 30 de junio de 1986, la familia se muda a la vivienda para empezar una nueva etapa en sus vidas. En el sótano hayan una serie de habitaciones a las que se accede a través de unas puertas batientes. En alguna de ellas las paredes están manchadas de algo oscuro que al principio piensan que es humedad. En las estanterías que cubren ciertas zonas de la pared, hay herramientas parecidas a sierras, cuchillos y una serie de gomas y tubos. En el centro de la habitación hay una camilla metálica giratoria. También hay una serie de tanques o bidones grandes que al principio piensan que contienen gasoil para la calefacción. Del techo observan como cuelgan algunas cadenas que sostienen una especie de tableros de madera. El sótano tiene otro acceso a través de una rampa que conecta con el exterior de la casa.
Familia Snedeken
La habitación les da muy malas vibraciones y no se encuentran nada a gusto allí, incluso la habitación despide un olor nada agradable. Días más tarde durante una visita del Sr. Darrell Kern a la familia para ver cómo había ido la mudanza, Carmen le pregunta por los objetos del sótano, éste le dirá que no los tire porque son un recuerdo que quiere conservar.
Grúa con la que subían los ataúdes que estaba en el sótano
Deciden que la zona del sótano será para Philip y Bradley, aunque Philip prefiere dormir en el salón del comedor hasta que llegue su hermano Bradley  que está pasando unos días con su abuela, porque según le cuenta a su madre allí abajo hay algo malvado. Pensando que eran cosas de niños, le quitan importancia al comentario de Philip y deciden que espere a su hermano para que se instalen juntos en el sótano.
Carmen comienza a darse cuenta de ciertos detalles que le llaman la atención. Observa que a pesar de que la casa tiene unos grandes ventanales, la luz no penetra a través de ellos en la casa por más que los limpie.
Su hijo Philip oye una voz masculina que le llama desde el sótano, pero cree que es debido a la medicación o a que está medio dormido, pues suele oírla por las mañanas al despertarse. Pero un día vuelve a escuchar la voz que le dice: “Philip ven aquí”. El adolescente se queda helado y presa del miedo decide volver al salón y poner el televisor a todo volumen. Cuando se lo cuenta a su madre, ésta lo achaca a la medicación tan fuerte que está tomando.
Philip  se hace amigo de Cody, un chico de la casa de enfrente que suele jugar con Philip en el sótano, pero con el tiempo Cody le dice a su amigo que no le gusta ese lugar porque siente algo extraño allí abajo. Ya no era cosa de la medicación, porque su amigo también sentía algo raro allí.
Será entonces cuando Philip comienza a ver sombras que pasan cerca de él por el rabillo del ojo, las ve esconderse detrás de los muebles y a veces incluso le rozan. Piensa que son visiones producidas por la medicación pero un día su hermana pequeña de 4 años ve a una mujer vestida de blanco reflejada en el espejo de su habitación. Esto le confirma de nuevo a Philip de que la medicación no tiene nada que ver con lo que está oyendo y viendo. Días más tarde el mismo Philip verá a un joven de unos 20 años abriendo las puertas batientes del sótano que le llama por su nombre.
Carmen y su hija
Carmen Snedeker y su hija Jennifer
Carmen empieza a sospechar que allí está pasando algo raro, el testimonio de Philip y el de su hija acerca de las personas que han visto, la pone en alerta. Incluso su marido le comenta un día de que ha oído una especie de música de entierro cerca del sótano. Cuando realmente Carmen se asusta de verdad, es cuando fregando el suelo de la cocina observa que el agua del cubo está totalmente roja, como si fuera sangre.
El día en que regresaba Bradley de casa de los abuelos, Carmen decide preparar una gran cena de bienvenida. Saca la vajilla y cubiertos y tras colocarla en la mesa, se da la vuelta para coger el teléfono que en ese momento sonaba. Cual sería su sorpresa cuando al colgar el teléfono todo había desaparecido de la mesa y estaba colocado en los armarios.
Acomodados ya ambos hermanos en la habitación del sótano, una noche pudieron ver en una de las cómodas que tenían frente a sus camas, a tres hombres que los miraban fijamente a la vez que les susurraban algo. Después de unas risas macabras y escalofriantes de los tres hombres, uno de ellos coge un juguete que había sobre la cómoda y lo estrella contra el suelo rompiéndolo en mil pedazos.
Hasta dos años antes de que la familia Snedeker fueran a vivir allí, la casa había funcionado como funeraria. Darrell Kern, el antiguo dueño de la casa Southington, confirmó que antes de comprar la propiedad en la década de 1980, había servido como Funeraria Halloran por varias décadas.
La habitación del sótano era la habitación de los ataúdes y los extraños bidones o tanques no contenían gasoil sino que se utilizaron en su día para contener la sangre y fluidos de los cadáveres.
Las puertas del depósito de cadáveres todavía visibles en la parte delantera de la casa 
Los sucesos paranormales crecían en intensidad, los vasos se movían solos y las sillas cambiaban de lugar solas. Por las noches las camas vibraban solas y la visión de sombras eran continuas. Philip llegó a ver a un niño negro de unos 4 años con un traje de superman, del que más tarde se enteraron que había sido enterrado así.
La hermana de Carmen por entonces se estaba divorciando de su marido y Carmen decide hacerse cargo de su sobrina Tammy durante ese proceso de divorcio. Una noche mientras dormía la puerta de su habitación se abrió y se encontró con su primo Philip que intentaba abusar de ella. Más tarde una ambulancia lo llevó a un hospital psiquiátrico, donde permaneció durante cuarenta y cinco días.
Sobrina Tammy
Tammy, sobrina de Carmen
La familia ya no puede más, miles de moscas invaden las habitaciones, los susurros son insoportables, el mal olor, incluso el encendido de lámparas sin tener ni siquiera bombillas. Es entonces cuando Carmen descubre en una revista al matrimonio de Ed y Lorraine Warren, los cuales se dedican a limpiar a casas con fenómenos extraños.
Lorena y Warren Ed
El matrimonio Ed y Lorraine Warren
Lorreine recorre habitación habitación ella sola y lo que vive cuando baja al sótano la aterra. Ve  a un hombre grueso que está manipulando y trasladando cadáveres a los que toca las piernas y órganos sexuales, es decir , que practicaba la necrofilia con los cadáveres. Lorreine diría más tarde “que aquello era una infestación tremenda del mal, que aquello no era un espíritu humano”. Ed y Lorreine dejaran en la casa a tres miembros de su equipo permanentemente en la casa y cuando ven que no pueden hacer nada para liberar la casa de esas presencias, llaman al sacerdote Timothy Conlan que se enfrentará al poder demoníaco que según él habita la casa, realizando un exorcismo que le llevará un día entero.
Después del exorcismo la familia se marchó de la casa a un piso más pequeño y la casa es alquilada de nuevo. Según  la actual propietaria de la casa Southington, Susan Trotta-Smith,  actualmente en la casa no se produce fenómeno paranormal alguno “Hemos vivido en la casa durante diez años sin que ocurra nada. Nuestra casa es maravillosa “.Resultado de imagen de Philip SnedekerResultado de imagen de Philip Snedeker
Philip Snedeker
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